Gonzalo Rodríguez y su maldición del día 14

Lesión en el tobillo izquierdo: 14/4/06
Una rotura del ligamento interno lo marginó del tramo decisivo de la Champions.
Ahora, la rodilla derecha: 14/8/2006
Volvía de la lesión anterior y en el Carranza se le cortó el ligamento cruzado. Salado.
La misma maldita rodilla: 14/6/2007
En la práctica de ayer con el Villa, repitió la misma lesión que hace diez meses. ¡Ay!

El español es un idioma muy rico en sinónimos. Y aunque se multipliquen las citas de la palabra maleficio no se estará cerca de la situación que le toca encarar, otra vez, al defensor Gonzalo Rodríguez. Esta nueva rotura del ligamento cruzado de la rodilla derecha, es la tercera lesión grave que vive en tan sólo un año y dos meses.

Un breve repaso en este lapso muestra la crítica situación del jugador. A saber: el 14 de abril del 2006, con remotas pero posibilidades al fin de viajar al Mundial de Alemania, sufrió la rotura del ligamento interno del tobillo izquierdo. Una lesión que lo marginó definitivamente de la Selección y de la recta final en la Champions League 2006 con el Villarreal. El ex San Lorenzo volvió en agosto al equipo en plena pretemporada, con tanta mala pata que en un duelo ante el Real Madrid (14/8/2006) —por el insignificante trofeo Ramón de Carranza— se le cortó el ligamento cruzado de la rodilla derecha.

La misma lesión que repitió ayer. Esta vez, su nueva cita con la mala suerte fue en plena práctica matinal. Gonzalo (23 años) saltó a disputar un balón aéreo con Guille Franco y cuando apoyó se rompió solito. Un puñal al centro del pecho. Salió de la cancha más quebrado en lo anímico que en lo físico. Las lágrimas decoraban sus mejillas. Una escena triste por sí sola, que provocó el apoyo del plantel, el cuerpo técnico y algunos directivos presentes. A la salida del vestuario, en la Ciudad Deportiva del club, lo esperaron para regalarle un poco de fuerza.

Por la noche española, Rodríguez fue trasladado al Hospital Nou d»Octubre, donde lo intervinieron el doctor Gastaldi y Juan Albors, el jefe de los servicios médicos del Submarino Amarillo. Así, en el horizonte se le presentan otros seis meses duros de fisioterapia. Un nuevo tren fantasma que valdrá la pena recorrer con el deseo de volver a la cancha.